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En un Internet inseguro, los niños son los más vulnerables

Ya sea que se sigan los resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en Hogares, llevada a cabo por el INEGI, IFT y la SCT, o bien, se prefiera la que ha realizado por 14ª ocasión la Asociación Internet.Mx, las conclusiones son semejantes. La tasa de conectividad rebasa el 60% de la población total, y del total de usuarios, el mayor número se encuentra en la franja que comprende a niñas, niños y jóvenes.





Sin embargo, a pesar de constituir el grueso de la población con acceso cotidiano a Internet, y de tener en el uso cada vez mayor de la Red, el medio predilecto para allegarse información, establecer relaciones sociales, construir su idea del mundo y de su lugar en él, niñas, niños y jóvenes en México navegan en condiciones que están muy lejos de ser las óptimas.

Bajo el lema: “Juntos podemos hacer un Internet mejor”, desde 2003 se celebra en febrero de cada año el Día Mundial por un Internet Seguro (Safer Internet Day, SID, en inglés). Se trata de una iniciativa en la que participan cerca de 80 países, cuenta con el apoyo de la Unión Europea y tiene en dos organizaciones dedicadas al seguimiento de contenidos en Internet, INSAFE/INHOPE, a sus dos más decididas promotoras.

Este 2019, las celebraciones del Día Internacional por un Internet Seguro se han llevado a cabo el día 5 de febrero. Amparadas en la consigna: “Una Internet mejor comienza contigo: conviviendo con respeto para un Internet seguro”, las actividades han puesto énfasis en promover un uso positivo y seguro de las tecnologías digitales en niñas, niños y jóvenes. Ciertamente, no la única población en riesgo, pero sí, a todas luces, la más vulnerable.

Hacer un uso de la tecnología de manera responsable, respetuosa, crítica y creativa, es el gran propósito que anima este proyecto de alcance planetario. Cuatro elementos, empero, que no se dan por sí mismos, a menos que padres, docentes, instituciones, gobiernos y sociedad se involucren activamente en su difusión, así como en la creación de condiciones para su implantación y desarrollo.

Si hacemos caso al resultado del estudio presentado por la Asociación Internet.Mx, encontraremos que entre 2006, fecha de su primera medición, y 2018, la más reciente, el número de usuarios en nuestro país prácticamente se ha cuadriplicado, pasando de 20 a 79 millones de mexicanos conectados. Resulta notable, al hacer la disección por rangos de edad, encontrar que apenas detrás del grupo con el porcentaje mayor, el 19% que ostentan quienes tienen entre 24 y 35 años, se encuentren los usuarios de van de 6 y 11, con el 17% y los que están entre 12 a 17 años con 18%.

Para darnos una idea aún más precisa sobre el rol que las y los menores juegan en el acceso a Internet y el consumo de los contenidos, además de las más de 8 horas que en promedio que pasan conectados los usuarios mexicanos, habrá que señalar que en nuestro país el porcentaje de niñas y niños menores de 12 años usuarios a Internet, duplica al de adultos de entre 45 y 54, y es más del doble en relación con quienes tienen más de 55 años.

Es verdad, el número de usuarios con 45 años o más crece rápidamente, en buena medida porque el entorno no les deja más remedio. Pero no menos cierto es que la edad de inicio en la navegación de los internautas menores se recorre cada vez más, de tal suerte que ya el 26% de los usuarios registran el inicio de su vida en la Red entre los 3 y los 8 años.

Desapercibido casi por completo en México, el Día Mundial por un Internet Seguro, debería brindarnos la oportunidad para revisar los altos riesgos con los que niñas, niños y jóvenes, en particular, navegan hoy por hoy. Espacio libérrimo por excelencia, Internet, empero, requiere ciertas habilidades y cierta formación, así sea mínima, para no perderse entre los meandros de la sobreinformación o, aun peor, del contenido inadecuado, ilegal, ofensivo o groseramente tóxico.

El acceso crece en nuestro país; eso es una buena noticia. No lo es, para nadie, la ausencia de programas de formación digital que posibilite a niñas, niños y jóvenes aminorar el alto grado de vulnerabilidad en el que se encuentran en este momento. Alto grado de agresión verbal, pornografía, fraudes, pederastia son apenas algunas de las sombras en las que, sin formación y sin acompañamiento, niñas, niños y jóvenes mexicanos se adentran a diario al acceder a sitios y redes sociales, parte integral de su cotidianidad.

La alfabetización digital asoma, pues, como una responsabilidad pública y una tarea inaplazable, en un mundo donde el acceso es apenas la mitad de lo deseable. Usuarios informados y formados, listos para hacer valer su derecho constitucional al acceso y disfrute de la tecnología, es la otra mitad de una tarea de gobierno y social cada vez más apremiante.

Ciudadanos de pleno derecho de la aldea global, niñas, niños y jóvenes no son los únicos, pero sí los más vulnerables. Necesitamos brindarles sin demora más y mejores herramientas para su salvaguarda.

Hagamos cada cual su parte con mayor ahínco, ya.

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